miércoles, 10 de noviembre de 2010

Retazos de silencio



Mari Liu Dertinoli vivía en una de las calles más ruidosas de todo el mundo, esta tenia un nombre peculiar que los niños no podían pronunciar "refreggerthisucks". Para los adultos era muy sencillo vivir en este lugar, se gritaba por afición y no por necesidad, los niños y jóvenes aguantaban aquellos berridos que aunque los ponían al borde de la histeria los inspiraban para lograr cosas sorprendentes.

Ahí estaba Mari en un día como cualquier otro con la diferencia de que en este se despertó bastante temprano sin razón aparente, bajo las escaleras, tomo unas tijeras y se planteo una cuestión ¿que seria mejor, cortarles la lengua a los adultos o cortarse los oídos ella misma?.

Así transcurrieron los días, ella repetía esta acción cada mañana pero aun no decidía que hacer para acabar con esta locura, sola no podría, así que se le ocurrió hacer una reunión con otros adolescentes y chámacos, una conspiración disfrazada de "fiesta".

El tema de la reunión era ese "orejas" y "lenguas", así que todos vestían de manera elegante, algunos traían consigo cobijas, bufandas, orejotas y enormes lenguas,se miraban las caras, risueños, como si estuvieran frente a una revolución. La mecánica seria una votación, claro que Mari intuía el resultado... seguramente los padres perderían la lengua.

Las copas llenas de refresco espumoso, los caramelos picaban los dientes de los niños y morían al instante cual abejas, las greñas largas y enredadas de las jovenzuelas se movían al son de unos discos viejos, Mari decía entre gritos que los padres al crecer perdían el don del habla coherente y lo reemplazaban por gritos, sorbía jugo de un popote mientras susurraba - Yo perdí el manual de la televisión y no por eso le grito todo el día-.

En un acto de cobardía Juanin saco una resortera y dijo - Nadie se acercara a mis padres, yo los quiero y me compran muchas cosas, mejor que Mari lo haga primero, veamos si así se resuelve el problema- al parecer todos quedaron convencidos, Mari haciendo volar sus ojos a las cuatro paredes de la sala soltó una carcajada y exclamo -¡Claro que seré la primera, marica!-.

La noche en que los padres de Mari Liu serian mutilados, escarbo muy minuciosamente en su habitación con la intención de encontrar recuerdos bellos que la hicieran desistir. En un alhajero encontró un pedazo de mármol, este le pertenecía a un jarrón que su padre había estrellado contra el piso cuando Mari había echado a perder su reloj favorito. En un libro encontró una de las tantas cartas secretas que su madre intercambiaba con un vecino casado. Repasaba mental e imaginativamente las peleas llenas de ardor que sostenía con sus progenitores, había una constante, algo que le daba solución a todo.

Corrió al parque y con una flauta-sombrilla reunió a todos jóvenes que pudo...los arboles atentos a lo que parecía un anuncio importante inclinaron sus ramas, los autos prendieron sus luces y los gatos bajaron de las azoteas, -Chicos, la solución la tengo y creo que todos estaremos de acuerdo, ¡nadie perderá la lengua!, serán los orejas!- los jóvenes asustados gritaban que no, que nadie se dejaría cortar las orejas, Mari lanzo una risita burlona y dijo un poco más quedo -No, nuestros padres son los que perderán sus oídos, pues no los usan...no saben escuchar-.